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Según esto, la generación a la que pertenezco está tardando más tiempo en casarse que la media de otras generaciones. Es un fenómeno que no deja de intrigarme, tal vez porque me gusta sentirme diferente, pero en el fondo temo no pertenecer a algo. Ahora, algunas personas en Facebook tienen sus estatus como «comprometidos», y yo sólo logro atinar a pensar, «bueno ya está, ya no son de los míos.»

No sé exactamente porque pienso eso, no tengo nada contra el matrimonio, y en realidad creo que sí me gustaría casarme, debe ser Facebook y su multipresunción de todo.

¿Qué hacer con las noticias de estas personas ya no son siquiera cercanas a mí, y que no me dan ganas de ver los comentarios de felicitación ni los Me gusta? ¿Debería felicitarles? Es como enterarse de una mala noticia y no sentir pena por la persona en cuestión, aunque no se me haya informado directamente. Digo, por algo están en mi lista de amigos; mejor los elimino, o mejor aún cierro mi Facebook. Total las guapas ya no suben fotos, qué chiste.

Lo que hago, cuando me interesan, es enviar un mensaje privado. No me gusta que los demás se enteren mis felicitaciones, además de que nunca sé que escribir. Es cuestión del medio y el mensaje. Como los estatus de MSN, si es necesario hablar con una persona, mandar un mensaje a esa persona parece lo más adecuado y no escribir un estatus que será visto por al menos 20 individuos.

Yo solía poner estatus interesantes, según yo, en esos medios, era como una señal de mi estado de ánimo o un statement personal o algo, hasta que dejó interesarme demasiado lo que los demás pensaran. Si quiero decir algo lo escribo en un espacio adecuado.

Así, si uno mienta la madre, el mensaje será comprendido porque el medio fue el adecuado.

Cada vez que escribo cosas de este tipo me siento ridículo. Me gustaría escribir historias épicas con princesas, oro o investigadores secretos, o ciencia ficción. Debo decir que lo he intentado y el resultado no ha sido nada bueno, o al menos eso digo yo porque no he tenido el valor de mostrarlas muy a menudo. Sólo sé que el temor que siento al escribir se parece al temor que siento en la vida con las cosas irracionales que me hacen tanto mal.

Como todo un héroe, no me queda más que escribir lo que puedo escribir y tratar de hacerlo bien.

Así que aquí está mi post reflexivo cumpleañero a manera de lista. Este año empezó muy bien, de tal forma que pensé que iba a ser muy bueno, la primera mitad muy alentadora y la segunda mala, muy mala.

1. Uno nunca sabe, es verdad…

nadie sabe lo que está haciendo con su vida, ni lo que está haciendo es el camino, o si con la persona que está es el amor de su vida. Nadie sabe, y creo que quien diga que sabe miente, es el peor de los mentirosos y el peor de los cobardes. La vida es frágil, se sostiene sobre arena (como la canción de Donovan). Y yo le creo. En este escaso tiempo que llevo de vida al fin aprendí que no es el reconocimiento y no son las metas y no son los sueños, es lo que a uno le gusta.

2. Los sueños pueden convertirse en pesadillas…

lo cual no quiere decir que uno deba conformarse con lo que tiene pero todo tiene su tiempo, y uno mismo debe estar listo para cumplirlos. A veces un sueño es demasiado grande; hay que prepararse, como para un gran viaje: hay que conocer el camino, hay que llevar provisiones, hay que saber cuando detenerse y reconsiderar. Los sueños a diferencia de la vida, no necesitan del tiempo para existir.

3. Confiar en tus instintos

Cada vez que tengo un presentimiento de algo y le atino, digo: ya sabia, debí haber hecho algo antes. Esto creo que es una verdad universal, y lo he leído en tantos lugares que hasta me parece una obviedad, pero siempre (no) tropiezo con la (diferente) misma piedra, así no que no está de más que lo escriba yo mismo. Y si no estabas en lo correcto, generalmente se va por buen camino.

4. La vida es canijilla y da revanchas

No contaré lo que pasó porque si alguna vez escribo la novela de misterios en la que alguien muera a causa de una daga envenenada, tengo material de sobra, pero puedo decir que la vida da oportunidades para que uno sea congruente con lo que cree y con lo que considera correcto. Así que creo que el refrán va mejor así: «haz lo que quieras que te hagan».

5. La soledad

Como hacía mucho tiempo nunca había estado soltero tanto tiempo. La soledad pega en las cosas más triviales: en la hora de la comida, en ver películas, en ir a conciertos, en compartir la noticia del macaco que se toma fotos, en la inspiración, en el dibujo, en las compras, en los viajes, en las noches de insomnio, en las pesadillas, en los sueños, en las caminatas, en las nuevas citas, en los olvidos, en los planes rotos, en las rutas, en las calles, en los colores, en los juegos, en los desayunos, en los platos de fruta, en los ojos verdes, en los chinos, en los píes descalzos, en los cumpleaños, en los malditos cumpleaños, en los estados de los clientes de mensajería instantánea y en el trabajo. Al final aprendí a ir al cine solo, a ver películas en mi casa sin desesperarme, a leer mientras como, a cocinar sólo para mí, a crear a partir de mí y para los demás, a chillar como nena que soy con casi todas las películas que he visto desde que ando de soltero.

6. Uno decide la forma en que sufre

Hasta hace muy poco tiempo creía que uno no puede controlar la forma en que demuestra sus sentimientos. Yo pensaba que sólo podía ser como el coral más aburrido y sin chiste que forma parte del arrecife más hermoso del Mar Caribe, pero me di cuenta que más bien soy como un libro abierto. Lo cual es una ironía porque prefiero el misterio y la ambigüedad. Esta vez decidí no azotarme tanto, y sobretodo decidí no deprimirme. Lo pagué enojándome y mentando madres como pocas veces. Creo que soy más inofensivo así.

7. Soy un terrible one stand night

Primero debo aclarar que nunca me había pasado algo así, y estuvo bastante bien. En realidad, ahora que lo pienso era algo que debía pasar y tal vez si pudiera dejar fluir las cosas me hubiera ahorrado momentos incómodos posteriores y en una de esas se pudo haber repetido. Como decía mi bio en la Internet: «majo, pero blando», lo cual no considero que esté mal, pero a veces sólo es necesario ser majo. A las mujeres no les gustan los blandengues, o al menos eso dicen.

8. Wait and hope:

Recién terminé de leer El Conde de Monte Cristo, me tardé como seis meses, aunque en mi defensa puedo decir que lo leí en e-book y en inglés. Al final uno sólo puede esperar y esperar y seguramente todo saldrá bien.

9. El futuro

Me preocupa muchísimo, en particular el tema académico y en menor medida el tema artístico. Pensaba que había desperdiciado mi vida y que a estas alturas debería tener un doctorado en… después de los puntos suspensivos venía una gran angustia… en no tengo idea, y sigo sin tenerla y entonces empecé a tomarme el dibujo en serio, un poquito en realidad. Y en un momento de iluminación me di cuenta que hiciera lo que hiciera con mi vid, saldría bien. Con eso desaparece la angustia y la inseguridad.

10. Meeting people is easy:

Contrario a lo que siempre había pensado, es muy fácil conocer personas y muy fácil conocer chicas. Enamorarse, es un poco más complicado. Antes me enamoraba primero y luego conocía a la indicada. Creo que estoy listo para lo que sigue.

11. ¿Quién será la siguiente?

Cuando corté con mi ahora ex novia, uno de los pensamientos que aliviaba mi corazón en pena era preguntarme por mi siguiente novia. Evasión que le dicen, pero funciona. Ahora sigo preguntándome lo mismo, aunque ya no me alivia tanto porque en realidad estoy muerto de miedo.

12. A pesar de todo lo malo que pasó en mis relaciones amorosas pasadas,

y de ese halo de misterio que las acompaña (y el cual creo que ha sido descubierto), recibí llamadas y atenciones de ellas por mi cumpleaños. Puedo ser el novio más difícil de todos, pero cuando pasa esto sé que no lo he hecho tan mal, y como dicen en Iron Man 2 (aplausos por mi referencia), lo importante es el legado. Tanto ellas han dejado en mí que espero haber podido dejarles algo a ellas.

13. Puedo ver más de 20 películas en un mes, leer tres libros en dos semanas y correr más de 8 km.

14. Cuando sea un señor me gustaría ser uno divertido, muy culto y sobretodo nada burócrata, no hay nada peor en esta vida que hacer de uno mismo una burocracia de la libertad.

15. Me fregué la pata

Dos semanas previas a mi cumpleaños se esguinzó el tobillo derecho con rotura de un ligamento. Estuve incapacitado tres semanas, y unos días más porque me costó volver a la rutina laboral. Como todos aquellos que disfrutan de la literatura, del cine y de las historias, siempre me he preguntado si en la vida pasan hechos que cambian el transcurso de la vida de las personas, con los accidentes es más claro porque son muy aparatosos, pero me gusta pensar que con la cotidianidad pasa lo mismo. Cuando todo sale bien es porque ir un segundo tarde puede acabar con tu vida, como esa vez que la salvé con sólo cambiarme de carril en el momento adecuado.

El día de mi mal paso, se me rompió un ligamento, pero estoy seguro que esa rotura impactó a la vida de algunas personas a mi alrededor, y que de no haber ocurrido todo sería muy diferente ahora. Quién sabe, tal vez si logró inventar la máquina del tiempo deba volver al 25 de junio del 2011 y evitar que mi pie se lastimara, o tal vez ya pasó y debía lastimarme el pie.

Logré terminar esto unos días después de la fecha, pero es mi vida y no tengo deadlines.

Si algún día llego a casarme, o mejor dicho, si algún día me veo en la necesidad de hacer lo que podría ser la fiesta de mi boda, elegir la canción que bailaría con mi mujer sería todo un tema. No quisiera casarme de forma tradicional porque mi formación religiosa me llena de orgullo.

Por ejemplo, cuando era niño y pasaba con mis padres por la iglesia que está por mi casa, mi padre miraba con desdén a los creyentes y decía: «bola de hipócritas». Así crecí. Lo no quiere decir que no le pida cosas a ese ente superior supremo que hace que todo ocurra o que hizo que todo ocurriera o también conocido como «El por algo pasan las cosas», le pido muchas cosas sobretodo cuando anhelo algo o cuando no quiero que algo malo suceda. Supongo que es algo humano, una cosa de fantasía infantil que apaga las angustias. Tampoco quiere decir que no crea en la gente ni en la bondad en el mundo, aunque a veces algunas personas logren que lo dude con toda mi alma cognisciente.

Como sea, creo que sí me gustaría tener una fiesta de nupcias, no sé si en un bosque o en la playa o en lago, no habría sacerdotes ni nada de eso, pocos invitados y nosotros elegiríamos la música. Por mí habría una big band o un cuarteto de cuerdas, un poco de rock y blues y alguna que otra cumbia o merengue. Nada del baile del Bipper, y por favor, mujer, nada de Timbiriche. Por supuesto habría una canción, nuestra canción…

Todo esto viene porque ayer estaba escuchando «la canción». Ya saben esa canción que te hace tomar decisiones, la que te hizo ver que amaban a alguien y querías pasar la vida con esa persona, la canción que te hace sonreír cada vez que la escuchas y después dedicaste y dedicaste y dedicaste hasta que se convirtió en «nuestra canción». Ayer la escuché, sigue siendo «nuestra», pero «nosotros» ya no estamos. Como buen martir, me puse a escucharla una y otra vez, me sigue gustando sólo que no sé que hacer con ella.

Se me ocurrió que las canciones quedan huérfanas porque sus «padres» ya no están, pero no, es más como si algo hubiera muerto. Uno guarda luto cuando tiene un rompimiento, de alguna u otra forma uno cierra círculos, lo cual puede tomar años enteros. Sin embargo, no es que la canción haya muerto, hoy por la mañana la estaba escuchando y hasta me puse a cantar. No son huérfanas y no están muertas, son más como espíritus. No me queda más que aprender a vivir con ellas, de vez en vez reaparecerán y yo las recibiré con las mejores intenciones.

Pareciera que uno necesita ser físico cuántico para decir «lo que funcione mientras nadie salga lastimado». El amor se parece a los átomos, es posible saber como gira o saber dónde está, pero es imposible conocer ambas cosas a la vez. Aunque sabemos que generalmente está de la chingada y que habita un corazón que no es el propio.  Tal vez por eso no conviene planearlo.

Es momento de cambiar la estrategia, si es que alguna vez tuve una, es momento para estar solo, es momento para conocer personas, es momento para conocerme, es momento para preguntar, es momento de experimentar. En alemán, según recuerdo, uno no experimenta en la vida uno “experiencia”; los experimentos son controlados, las experiencias suceden en la vida.

Después de una larga búsqueda que casi logro concluir con la fatal frase: ”la respuesta a todo es…” recibí un duro revés, pude ser yo mismo, pudo ser la vida, pudieron ser las consecuencias infinitas de mis actos finitos, pudo ser cualquier cosa.

Lo que ahora sé es que entiendo menos cada día y por ello estoy recuperando el tiempo y mis palabras , que en el fondo es todo lo que he tenido.

Me tomé el día libre, bueno tomármelo suena como si me hubiera levantado en la mañana y decidiera que hoy sería un día libre. Algo que deberé hacer pronto.

Regreso a trabajar mañana, el miércoles es el nuevo lunes. Fin de semana largo e intenso, al final tuve razón, sabía que me arreglaría.

Herbie Hancock

El día de la superluna, el peor nombre que se le pudo ocurrir a alguien. Como varios, tampoco vi la luna tan grande y tan brillante, aunque la luna siempre es bonita.

Salí de Gandhi Juárez y al voltear a la derecha, sobre Madero, ahí estaba, y varios de nosotros pasmados mirándola. No es necesaria una superluna y pensé, “al final siempre tendremos la luna, aunque la compren, aunque la llenemos de basura espacial o hasta si vivimos en ella, siempre la tendremos.”

El concierto fue en Bellas Rojas Artes, que les quedó muy feo, el arte de echar a perder el patrimonio.

Admiro a los artistas y siempre he querido ser como ellos. Lo sublime, lo bueno, presenciar a Dios mismo en las acciones humanas. La belleza. Los admiro porque quiero llegar a esos lugares, así de bueno quiero ser.

Hamburguesas

Fui invitado a comer hamburguesas el domingo por un nuevo amigo, y lo que parecía ser el pretexto perfecto para escaparme del domingo, resultó ser uno de esos eventos que cambiarán mi vida. No porque haya pasado algo espectacular, sino por todo lo que se acomodó dentro de mí.

Por primera vez entendí que no es tan malo ser dejado, o en inglés que suena mejor: it’s not that bad being the one left behind.

En un día, que digo un día, en cuatro horas resolví cuatro años de conflictos en mi vida.

Tuve una visión, me imagine a los 36 años en una reunión de amigos en la que todas mi exnovias estuvieran ahí, y que además se estuvieran llevando bien. Entendí entonces que el problema soy yo, que si ellas podían hacer eso, lo hacían sin mí y que todo este desmadre que viví por años fue exclusivamente mío; por querer quedar bien con todos, por querer hacer lo adecuado, por querer hacer lo correcto, por querer quedar como una persona sensata. Cuando la verdad, si por mi fuera, mandaría incendiar el mundo entero. Llega el momento en la vida de un hombre en el que todo vale madres. Y así es, me vale madres lo que pueda pasar después.

Aprendí que es posible cerrar y liberar culpas en un mismo momento.

Muchos de los problemas que he tenido con las exnovias es que terminamos perteneciendo al mismo círculo de amigos, en el que todos se conocen entre sí y las nuevas adiciones al grupo en lugar de extender los lazos hacia otras personas lo circunscriben más al mismo círculo, como la fuerza de gravedad.

Descubrí que no tenemos círculos de amistades, tenemos espirales, así como el eterno retorno. La amistad es una espiral, por eso nos encontramos tan cerca y tan lejos, por eso nos encontramos, nos perdemos y nos reencontramos y por eso nuestras historias se parecen tanto. Son, en realidad, una misma hebra de todo.

21 de marzo

Por la tarde tuve reunión con la Dra. al fin, todo esto de la revista tuvo sentido, encontramos el corazón y el núcleo de todo este trabajo. La burocracia suele cegar y hacer perder el camino, pero si se conoce el espíritu de lo que se está haciendo todo cobra sentido; no hay que olvidar el corazón del camino que hemos elegido.

22 de marzo

Me he arreglado, después de sentir una furia incontenible, expresada con cervezas y noches fuera, y contenida por mis amigos, logré liberarme. Así que me di lo único que me hacía falta, un día completamente para mí.

Me caigo bien, a veces creo que soy un poco aburrido, pero en general soy un buen tipo.

Casi no escribo sobre Psicología. No quiero decir que no me gusta, me gusta, y me la paso leyendo artículos y estudios sobre el cerebro, el lenguaje, solución de problemas, representaciones sociales y cognición. Soy el típico psicólogo que pudo estudiar filosofía o letras o artes visuales o cualquier cosa, pero por alguna razón muy parecida al temor, eligió Psicología por sobre otra carrera.

El gran error del estudiante de primer semestre de psicología es pensar que en la carrera encontrará las herramientas para entender a las personas. Eso llega mucho después, y no por la carrera, se logra por la experiencia y la madurez. La carrera de algunas herramientas las cuales pueden ser muy útiles o muy nocivas.

Casi todas mis novias han sido psicólogas; las discusiones e interpretaciones sobre el otro son tan intensas como innecesarias. Lo traemos en la sangre, y nos lo metieron hasta los huesos. Si uno hace algo puede ser por aprendizaje o condicionamiento, por dinámica familiar o por complejos. Cualquier conducta que nos parezca extraña merece una interpretación profunda. Eso no es exclusivo de los psicólogos, todas las personas lo hacen todo el tiempo, sólo que nosotros tenemos tecnicismos para hacernos nudos y no entender absolutamente nada.

Y hablando de nudos, estos han sido días muy duros y confusos, no los abordaré aquí porque no es la intención del escrito, más bien quiero compartir una de las sensaciones más impresionantes que me han pasado desde que inicié mi proceso terapéutico.

Como decía, no la estoy pasando bien, he tratado de no estar triste; me lo propuse desde que inició este difícil periodo, por lo que me puse a escribir como maniaco, a dibujar y pintar a todas horas, a leer como si no hubiera mañana, ir al cine, cocinar, correr… Me puse a hacer todo lo que me gusta, y de buenas a primeras comencé a sentir enojo, un enojo tan grande y tan comprimido que estaba logrando que olvidara lo maravilloso que es el mundo. Estaba furioso con todo, con el mundo, conmigo y curiosamente comencé a tener muchas faltas de ortografía, muchos typpos, y muchos errores en el trabajo que generalmente no cometo.

El miércoles llegué a la conclusión de que no importa que pase en mi futuro, sino me vuelvo el próximo Vigotsky o si no logro vender un solo dibujo o si escribo peor que adolescente deprimido, nada de eso importa, sólo quiero estar en paz conmigo mismo. Quiero detener este pequeño gran infierno que es mi cabeza conflictuada y pasarla bien. Me preguntaba en sesión, cómo quitarme el enojo, si debía gritar o subir a una montaña o irme lejos.. Y de pronto, ¡Shazam! No estaba más enojado.

Cuando uno se deprime, puede estar triste y dejar de hacer cosas o puede enojarse… Yo me enojé, porque ya puedo hacerlo y eso contrario a lo que parece es un gran avance.

Sólo quería llegar a casa y escribir y publicar, publicar algo en este momento es por demás simbólico, posiblemente igual de importante que mi primer post.

Sacaré un blog, parece una buena idea, me gusta escribir y eso hacen los que disfrutan de escribir.

Resulta que escribí mucho menos de lo que imaginaba. Me gusta tener un blog, me gusta escribir y me gusta pensar que alguien me lee y me gusta pensar que eso que escribí puede gustarle a alguien.

Así, pues, inicio el post de fin de año. Primero, la típica reflexión sobre el fin de año.

Típica reflexión del fin del año

No me gusta dividir mi vida en años, creo que el inicio del año debe ir más con los cambios estacionales o con el nacimiento de Jesús ya que el calendario es Gregoriano y Gregorio era católico y Jesús gobierna el tiempo. Como sea, algún día entenderé por qué el 31 de diciembre es el fin de año. Aún así, creo que es importante tener un fin y un inicio y es para poder decir, «el año pasado me fue de la chingada, pero este año he superado lo pasado, salí victorioso y soy mejor persona.» Los años nos dan juicio de realidad y nos permiten hacer comparaciones. Una vez mi padre dijo, citando a Vicente Fernández (pero dudo de la veracidad de la fuente): «Los años son para vivirlos y no para contarlos.»

Termina la reflexión del fin de año

Comienza el cuerpo del escrito que se justifica en la reflexión.

2010, el año en que hicimos contacto.

Terminé mi tesis, me llevó alrededor de 4 años, cuatro jodidos años de aprendizaje, de enojos, de frustraciones, de pérdidas, de angustias, de terquedades, de pérdidas de archivos, de revisiones, de abandonos, de lecturas, de reflexiones y al final de gozo y de satisfacción. Es difícil explicarle a alguien que no hizo tesis la relevancia de hacer un trabajo de este tipo. Cuando la empecé supe que me tardaría mucho y supe que me pasaría todo lo que no quería que me pasara, me tardé horrores, el trabajo hizo que me tardara más, no comencé la maestría muy joven y supe que no sería un profesor universitario. En cuanto me dí cuenta de eso, todo fue más fácil. En realidad, hacer la tesis me llevó menos de un año, lo tardado fue comprometerme con el tema y recorrer el proceso de maduración personal y el alumbramiento de una identidad profesional. Ahora puedo decir que soy Psicólogo, antes no podía decir eso porque para mí eso significaba dejar de ser todas las otras cosas que quiero. Me di cuenta del error y como nunca antes pinto, escribo, trabajo y juego. Nada mal.

Al parecer no estoy escribiendo sobre el final del 2010, sino sobre el final de un ciclo, si sigues leyendo después de lo anterior, lo agradezco mucho.

Entendí también que si no pasa nada con lo que escribo y con lo que pinto, en realidad no pasa nada y que haré esas cosas hasta el final de mis días. Menuda tranquilidad que me dio eso, me quité un peso de encima.

En el trabajo me dieron una coordinación, nada mal para alguien que iba a dejar ese trabajo a los tres meses de haber entrado. Nada mal porque necesitaba trabajar, necesitaba demostrarme que era capaz de hacer las cosas bien. He cometido errores como todos, pero todo se puede solucionar, otro peso menos.

Estoy cumpliendo uno de los sueños de mi vida, al fin trabajo en algo relacionado con el mundo editorial. No escribo, no edito, no diseño, pero es una revista. Bueno, no es trabajo porque no me pagan, pero es una revista y es de la UNAM.

Así que en términos generales, puedo decir que fue un buen año, en el que pude dar cierre a muchos ciclos, logré dejar atrás cosas que me tenían atorado y agobiado. Puedo y pude. Mi tía tenía una estampita pegada en su coche que decía «Yo siempre Puedo», creo que esa estampita me hizo mucho bien y mucho mal, porque es cierto, yo siempre puedo, pero cuando parece que no, la angustia es inmensa.

Tengo muchos pendientes conmigo mismo, debo darle dirección a mi vida en pareja, quiero estudiar un posgrado, quiero exponer mis humildes dibujos, quiero, quiero y quiero…

Aún así, a un día de terminar el año, me siento más perdido que de costumbre. No entiendo a las personas, no entiendo a mis amigos, no entiendo a mi novia, es decir, no me entiendo a mí mismo, porque cuando uno está mal con más de dos personas no es culpa de los otros, es asunto de uno. Con todo lo que me ha pasado sé que he descuidado mis vínculos afectivos y hoy me di cuenta que necesito a mis amigos. Nunca me había permitido sentir esto, he sido una persona que tiende a la solitud, así que platicar poco con los míos es algo común. En momentos de frustración, enojo y cólera siempre tenía alguien con quien platicar, pero ahora me encuentro solo, no encuentro con quien compartir mis temores, mis sueños y mis ideales. Me he volcado a escribir como maniaco, lo cual es bueno, he vuelto a escribir como maniaco, pero es malo porque realmente me siento solo.

Es el 2010 y todavía no entiendo de que va esto, me consolaba pensar que el resto de los seres humanos (y me refiero a todos los seres humanos que han habitado este planeta desde que el hombre es hombre) tampoco lo han entendido, pero poco a poco me doy cuenta que eso no es cierto. Este año fue el año de darme cuenta de lo equivocado que estoy en muchos conceptos fundamentales que sustentan mi visión del mundo. El primero error fundamental es tener una visión del mundo, el segundo error fundamental es creer que mis interpretaciones son adecuadas, soy el peor interpretando, el tercer error fundamental fue creer que era empático, compasivo y asertivo.

No, estoy muy lejos de eso. Lo preocupante no es eso, lo preocupante es sentirme solo en este camino.

Si el 2010 fue el año de terminar ciclos que el 2011 sea el año de las sacudidas y el inicio de muchos otros exitosos y sobre todo de tener amigos con quien compartir.

Si yo me comprendo en mi soledad, en mi forma de amar a mi mujer, en mi forma de trabajar, en mi forma de entender al mundo, en mi forma de construir mi realidad, en mi forma de resolver problemas, en mi forma de pintar, en mi forma de escribir, en mi forma de querer a mis amigos, en la forma de mis inseguridades y mis angustias, en mis irracionalidades, en la forma de mi felicidad, en las formas y los colores de mis sueños, en los tonos de mi voz, en mis límites… nunca he de sentirme incomprendido.

Mi padre es muy sabio.

Un día estaba yo con mi madre en su computadora y dije: «tienes que dar ‘click’ en el ícono.» Mi padre, a pesar de ser muy mal hablado tiene particular cuidado con el correcto uso del lenguaje, entra en escena y corrige: «se dice icono».

Presto corrí a la página del DRAE y encontré que ambas formas son correctas. Muy orgulloso de mi conocimiento exclamé: «ambas formas son correctas».

Mi padre, sabio como siempre me responde: «los de la RAE están pendejos.»

La verdad es que yo sigo diciendo obscuridad, escribiendo Psicología y no pienso dejar de acentuar «sólo» ni «ésta» cuando sea necesario. ¿Cómo voy a demostrar ahora que domino las reglas de acentuación?

De la nada, ocultas por el tiempo, surgen preguntas que no creía posible formular, y para las cuales no tengo respuesta.